Y así, llegamos al punto de inflexión. Donde volvemos a empezar, donde los abrazos vuelven a ser los primeros, donde se confía sin mirar. Siempre se puede volver al punto de inflexión. Sólo hay que saber cómo mirar, aunque las miradas aún estén por crecer.
lunes, 5 de abril de 2010
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